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Grandes egiptologos: Ludwig Borchardt

Ludwig Borchardt

05-10-1863 Berlín (Alemania) / 12-08-1938 París (Francia)

Ludwig Borchardt nacido en la ciudad de Berlín, el 5 de octubre de 1863, fue hijo de los cultos comerciantes judíos Hermann Borchardt y Bertha Levin. Tras pasar por la escuela de secundaria, Askanische Oberschule Gymnasium, Borchardt ingresó en la berlinesa Technische Universität dónde estudió Arquitectura (1883-1887).

Fue en esa etapa universitaria cuando conoció al gran egiptólogo Adolf Erman (1854-1937) y Borchardt decidió graduarse en Egiptología que le llevó, en un primer momento, a formar parte del Ägyptische Museum como asistente, para posteriormente y una vez acabada la carrera, a ser nombrado por el gobierno prusiano arquitecto adjunto al museo (1888).

Su talento no pasó desapercibido a Erman y viéndolo con la suficiente capacidad técnica y arrojo personal lo propuso a la Königlich-Preußische Akademie der Wissenschaften (Academia Prusiana de las Ciencias) para integrar la expedición que iban a realizar a la isla de Filas. Allí permaneció durante una temporada (1895-1896) junto al geólogo inglés Henry Lyons (1864-1944), en la que desarrolló una labor técnica y documental que siendo tan valorada por el profesor Erman, por recomendación suya se le propuso continuar en Egipto no en vano “nadie como un arquitecto para estudiar un pueblo que había construido tan grandes estructuras” y Borchardt fijó su residencia en El Cairo.

Su primera labor fue la de trabajar bajo la dirección de Gaston C. Ch. Maspero (1846-1916) para el Service des Antiquites de L’Égypte, en la edición del Catalogue Général des Antiquités Égyptiennes du Musée Égyptien (1897-1899) en el que mostró su gran conocimiento de la cultura egipcia y especialmente para lo referido a su arquitectura, prácticamente a la vez que era nombrado Agregado Científico en 1899 y Experto Científico en 1906 del Consulado General Alemán de El Cairo desde el que se encargó de adquirir bienes arqueológicos para los museos berlineses. En esa época también fue nombrado director del equipo alemán que excavó el Templo Solar de Nyuserra en Abu-Gorab (1898-1901) junto a egiptólogos tan relevantes como Friedrich W. Bissing (1873-1956) o Heinrich Schäfer (1868-1957).

En 1902, la sociedad fundada pocos años antes bajo el nombre de Kaiserlich-Deutsches Institut für Ägyptische Altertumskunde, la Deutsche Orient-Gesellschaft, creada para fomentar el interés del pueblo alemán por las culturas de Oriente y sus vinculaciones bíblicas, decidió proporcionarle unos importantes recursos financieros como hasta entonces no habían sido logrados por equipo alemán alguno, y dado el éxito obtenido en Abu-Gorab, Borchardt decidió que la zona a excavar sería Abusir sabedor de la rica zona arquitectónica que era y al parecer, por los importantes papiros (Papiros Abusir) hallados en 1893 por los agricultores de la zona. Las pirámides y templos de Sahura, muy especialmente, pero también los de Neferirkara, Nyuserra, Neferefra y Userkaf fueron objeto de su minucioso trabajo durante 6 años (1902-1908) y sus resultados publicados en el Mitteilungen der Deutschen Orient-Gessellschaft del Deutsches Archäologisches Institut (DAI).

En 1903 se casó con la que era su mejor colaboradora, Emilie Cohen, hija de un banquero estadounidense y cuando el Deutsches Archäologisches Institut atravesó ciertos problemas financieros que pusieron en peligro su continuidad, su familia política fue la encargada de financiar sus tareas. Gracias a ello, Borchardt pudo fundar en 1907 la sección cairota del Deutsches Archäologisches Institut del que fue su director durante 22 años (1907-1929).

Entre 1901-1914 dirigió la misión arqueológica en Tell el-Amarna que el gobierno egipcio había concedido al Deutschen Orient-Gessellschaft patrocinada por el mecenas James Simon, dónde, en 1912, tendría la fortuna de encontrar en el taller del escultor Tutmose el magnífico busto de la reina Nefertiti; icono por excelencia de la arqueología alemana en Egipto y motivo de continuas reclamaciones de las autoridades egipcias quiénes siempre consideraron ilegal su salida.

La I Guerra Mundial interrumpió sus excavaciones y regresó a su país. Acabada la guerra y derrotada Alemania, la concesión de las excavaciones en Amarna le fue entregada a la británica Egypt Exploration Society y trabajó para ella, pero al poco decidió abandonar sus excavaciones para siempre para dedicarse a registrar y publicar monumentos desde su cargo de director del Deutsches Archäologisches Institut que ocupó hasta su jubilación.

Las dificultades por las que atravesaron los judíos con la toma del poder nazi en Alemania le aconsejaron establecerse en la Confederación Suiza y allí fundó en 1931, el Ludwig Borchardt-Instituts en el que depositó la labor bibliográfica y escritos de toda su vida, germen del que en 1949 se convertiría en el instituto arqueológico suizo en Egipto: el Schweizerisches Institut fur Ägyptische Bauforschung und Altertumskunde in Kairo.

Por su origen judío, sus últimos años los pasó con el temor de ser capturado en Suiza por las autoridades hitlerianas y al igual que su hermano, el escritor Georg H. Borchardt. Refugiado en Holanda, Borchardt falleció en París el 12 de agosto de 1938 camino de Londres y como fue su deseo, sus restos se enviaron a El Cairo para ser sepultados en el jardín del instituto suizo que creara.

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Una luna en forma de ovni

Una luna en forma de ovni

Los astrónomos se quedaron de piedra al ver esta imagen, transmitida a la Tierra por la sonda Cassini desde Saturno. Se trata de Pan, una de las muchas lunas que orbitan alrededor de este mundo gigantesco, una que había permanecido hasta ahora oculta dentro de sus anillos y que no había podido, por lo tanto, ser fotografiada con detalle, a pesar de haber sido descubierta en 1990. Su forma, que recuerda a la de un ovni, ha causado una gran sorpresa entre los investigadores.

Junto con Atlas, otra luna de extrañas formas, se cree que Pan nació de la acumulación de grandes cantidades de partículas heladas de los propios anillos en los que se encuentra, un extremo que podría arrojar luz sobre cómo los planetas se forman a partir de un disco de materia que rodea a las estrellas recién nacidas. Tanto Atlas como Pan, que miden apenas unos 20 km. de polo a polo, tienen un extraño abultamiento en sus zonas ecuatoriales, lo que les confiere su extraño aspecto de platillo volante.

Forma caprichosa

A primera vista, podría parecer que su forma se debe a una rotación muy rápida, algo parecido a lo que le sucede a un disco de masa de pizza cuando empezamos a darle vueltas. Pero los astrónomos han descubierto que cada uno de estos dos satélites tarda cerca de 14 horas en completar una única rotación, una velocidad absolutamente insuficiente para explicar una forma tan caprichosa.

Carolin Porco, científica planetaria del Instituto de Ciencias Espaciales en Boulder, Colorado, sospecha que estas lunas tan peculiares podrían haberse formado del propio material de los anillos, y no a partir de fragmentos de colisiones con las lunas mayores del planeta.

Luminosos, porosos y helados

Tras analizar las formas y las densidades de las lunas a partir de datos obtenidos por la Cassini, el equipo que digige Porco se encontró que tanto Atlas como Pan son luminosos, porosos y helados. Es decir, que tienen exactamente las mismas características de las partículas que forman los anillos.

Simulaciones informáticas posteriores sugieren que entre un tercio y la mitad del material que compone estas lunas procede, precisamente, de los anillos de Saturno. Y que ese material se acumula alrededor de fragmentos más densos de roca, procedentes de antiguas colisiones sucedidas hace miles de millones de años.

El resultado son imágenes como las que encabezan estas líneas. Se cree que Saturno tiene más de200 satélites, aunque por ahora se ha confirmado la órbita de unos 60. Queda, pues, mucho que descubrir. Y muchas sorpresas por encontrar.

Fuente: Jose Manuel Nieves en ABC

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